Desayuno con la Amargura

Buenos días amargura, no te humilles más en tu cordura siniestra. Ya amaneció en el horizonte un sol incandecente para los hombres. Deja de pasearte por estos rumbos que ya saben de tu mala fama oscura. Aunque te agradecemos todas las enseñanzas y más que nada, tu habilidad para escondernos el goce. Sin ti no valoraríamos las bondades de la alegría. Hoy que convive con nosotros y nos brinda sus mieles dulces, la felicidad abunda en los corazones.