Extraños

Mirarnos como dos extraños es algo que aprendimos con el tiempo. La indiferencia fue quien nos enseñó a ignorarnos repentinamente. Todo se ha convertido en un luto que no puedo llorar. Y nadie me da el pésame tan inútil, pues cuando mueren en tu corazón hay que sanarlo solo. Te miro a lo lejos y sé que ya no eres tú, pues has perdido la sonrisa al igual que yo. Que demonios hacemos viviendo en un mundo donde no existimos para el otro. Seremos felices sin verlo ¿que más da? En su momento cada quien escogió ese camino pedregoso y solitario. Ahora bien, solo me queda terminar este párrafo que jamás leerás.