La estática evolución de México: Problemas que jamás se resolverán.

Al mexicano le aterra el cambio, ese sentimiento de incertidumbre lo derrumba. Lo cierra, lo hace resistirse a saber qué pasará. Incluso dentro de lo bueno que pudiese suceder teme que el cambio positivo exhiba su aporte negativo como persona.  Es probable que ese cambio lo deje ver como inservible para la sociedad o empresa. No está acostumbrado a ver cosas eficientes y dignas de una mejor nación. Puede considerarse enemigo de auditorías, procesos y sistemas que brinden orden y control. Todo sea por mantenerse vigente en el desorden. El desorden le permite minimizar su poca productividad y atenuar la corrupción. En cuestiones de productividad México es un país que puede presumir profesiones inútiles como: Viene Viene, despachador de gasolina, Cerillo o cobrador de pasaje.

El sistema de justicia mexicano requiere una reformulación de fondo. Hoy en día se encuentra oxidado en la burocracia absoluta. Hay justicia para quien aceita la maquinaria con dinero por fuera. Los empleados de estas instituciones ven normal que la corrupción aliviane sus bolsillos y los motive a realizar el trabajo por el que se les paga. Los juicios y trámites son lentos y no generan resultados que velen por la prosperidad de los ciudadanos. La justicia en México es un tema de ficción y últimamente de terror.

CFE y PEMEX dos cotos de poder y dinero mermados por el saqueo y la falta de visión de nuestros políticos. Son empresas ordeñadas por sus compras, sindicatos y procesos. Todo esto afectando a la población con un doble golpe. El mal servicio y su estancamiento como empresas atadas a un esquema fiscal y político. Los ciudadanos tienen que aportar para rescatarlas de sus esquemas de pensiones y créditos diversos. De igual modo sus controles están rebasados. Se roban gasolina de oleoductos, personas con diablitos en sus casas( diablito: Aparato que reduce el cobro del medidor) o con conexión clandestina. Pocos llegan a ser detectados y mucho menos pagan el castigo correspondiente. En México el sistema  y la falta de aplicación del marco legal te permite robar recursos impunemente.

La educación en México se encuentra paralizada por latifundistas del magisterio o líderes sindicales. Estas personas que viven al mero estilo de jeques árabes manipulan a millones de maestros para entrar en choque con cualquier implementación que requiera esfuerzo y medición del desempeño. Plazas heredadas, prestaciones insostenibles y un marco de resultados y capacitación nulo. Los niños en México están en manos de personas que no buscan un mejor país, sino vivir del mínimo esfuerzo. Mientras países nos llevan una ventaja considerable en la evolución del sistema educativo. En esta nación seguimos deliberando las bases y cimientos para poder arrancar el proyecto de una sociedad progresista. Esta situación se acentúa aún más en los estados del sur donde las huelgas han sido una cuestión de perpetuidad. Afectando el futuro de generaciones de una manera dramática y que deriva en problemas de todo tipo. El principal pilar del cambio como país radica en la educación y hay grupos de poder que están trabando esto para poder seguir viviendo de la pobreza y no del trabajo.

Las ciudades en México no son centros de desarrollo económico ni social. Sino son el caos por el choque de las diversas realidades que tiene el país. Conviven familias que sufren cada una de las carencias de nuestro sistema con una clase media y alta que rechaza ver la realidad. Ninguna de las partes está dispuesta a ceder privilegios por miedo a perder lo que nunca han tenido: Libertad, seguridad y prosperidad integral. Los segmentos de población que tienen cubiertas sus necesidades básicas y gozan de ciertos lujos viven en el miedo por la inseguridad. Encerrados en casas con vigilancia y sus autos. Llenando las plazas comerciales cada fin de semana, pues es el único lugar donde encuentran la tranquilidad y confort que hoy las calles del país no ofrecen. Los espacios culturales y públicos con calidad en la mayor parte del país son inexistentes. México vive una deshumanización intensa que arrasa con los intereses de la nación y nos esclaviza a esta muerte en vida.

Esta lista pudiese seguir con cada parámetro de México. Y lo más doloroso es que estas instituciones y ciudades son formadas por millones de mexicanos que piden un cambio, pero en su día a día son felices en esta pocilga de Estado. Con un territorio bellísimo, pero un Gobierno y población que acabarían con cualquier paraíso. Se vive un ciclo constante de estancamiento que ha frenado la evolución social, económica y política. Somos un país joven, pero jamás pedimos que nos sucediera esta maldición. Víctimas de nuestra historia y cultura, hoy somos la resistencia al cambio que tanto nos lastima.

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